lunes, 26 de mayo de 2008

Giros del viento


Llegué a esa esquina, esa que tantas veces me hizo asomar una sonrisa al pasar por ella.

Esta vez fue diferente. Buscaba algo dentro de mi desordenado bolso mientras me disponía a estar perfecta para luego caminar esas tres veredas que me separaban de tan ansiado momento. La búsqueda de ese objeto perdido fue demorada por el destino y algo la interrumpió.
Levanté la vista. Me paré y saludé. Ese cruce no fue ninguna casualidad, esta vez el destino volvía a interponerse. Escuché, respondí, pregunté, y volví a escuchar. Mi sonrisa se apagó lentamente sin que se notara, saludé y ya mi destino esa noche no se acercaba a cruzar esas tres veredas.

Sola otra vez, bajé la mirada y mi corazón con ella. Crucé aquella triste calle y caminé de vuelta a casa recorriendo mis pensamientos, perdiéndome en ellos.

Así, atravesé la ciudad con ganas de llegar, cerrar mis ojos, perderme eternamente en sueños y olvidar de una vez aquella silenciosa noche.