lunes, 17 de noviembre de 2008

un poco más allá, tus besos


De un instante a otro la oscuridad cerró mis ojos contra mi voluntad.
Permití que mis oídos sean todo lo que me guiara en ese instante.
Poco a poco esa oscuridad comenzó a gustarme, enigmática como pocas,
joven como muchas, suave como ninguna.
Sin saber hacia donde me llevaba y qué ocurriría luego,
me acosté en un montón de palabras dulces,
me acurruqué entre ellas y las sentí.
Por momentos pausaban, pero volvían. Al volver me viste sonreír,
me viste darte toda esa calma que nunca había sabido ver.
Busqué tus ojos y vi, vi cómo te llegaba cada fragmento de lo que
te estaba dando. Me viste sonreír otra vez.
Cerraste los ojos. Mis caricias siguieron su camino, cerré los míos
y juntos dejamos que aquella paz inunde la noche.